miércoles, 11 de abril de 2012

Mambo – 1era parte



El mambo es un ritmo y un baile originarios de África y desarrollados sincréticamente en Cuba como consecuencia de las innovaciones añadidas al Danzón y que se convirtieron en uno de los estilos musicales latinoamericanos más populares de mediados de la década de 1950.
Nadie se ha puesto de acuerdo acerca de la autoría del Mambo pero debemos buscarla entre Orestes López, Arsenio Rodríguez, Pérez Prado y 'Cachao'. Su gestación se sitúa a principio de los años cuarenta y su máximo apogeo lo alcanza casi al final de los años cincuenta.
Lo que sí resulta evidente es que quien dio proyección internacional y realizó los desarrollos orquestales del Mambo fue el músico de Matanzas Dámaso Pérez Prado.
Introduce elementos próximos al jazz, sobre todo en la sección de viento, y cambia los timbales por la batería. Todo ello en conjunción con los ritmos e instrumentos afrocubanos que dan cuerpo al Mambo.
A la hora de bailarlo exige más preparación y destreza en sus pasos y coreografías que otros bailes caribeños por lo que no llega a hacerse tan popular.
El Mambo se baila siguiendo un ritmo sincopado, mezcla de música africana. latinoamericana y Jazz, y se caracteriza por presentar un tiempo de silencio en cada compás, que se corresponde con una pausa en el movimiento de los bailarines con el fin de acentuar la síncopa (desplazamiento del acento rítmico del tiempo fuerte al tiempo débil del compás).
Se baila en pareja, trasladando una pierna extendida hacia adelante o hacia el costado mientras la otra se mantiene en flexión siguiendo el ritmo básico. Con el paso del tiempo desarrolló tres ritmos diferentes: el Mambo sencillo, el doble y el triple. Éste último dio paso al Cha-cha-chá, muy en uso todavía en los concursos de baile de salón de América Latina.
La escena del “Dance in the Gym” (Baile en el gimnasio), de West Side Story (1961, Robert Wise y Jerome Robbins), con coreografía de éste último, presenta una forma de Mambo muy teatralizada.
En el panorama del Mambo además de los citados anteriormente podemos destacar a Machito, Tito Puente, Orquesta Casino, Beny Moré, Tito Rodríguez y Orquesta Riverside entre otros.
El Mambo es de los más rápidos de los bailes tropicales, y tiene una característica común con el Bolero: en ambos el movimiento comienza en el segundo tiempo de la música, lo que les hace más sensuales, a lo que hay que añadir el característico movimiento de caderas de los bailes caribeños. Al pasar el Mambo original a las generaciones siguientes, éstas generalmente tomaron un camino más fácil, empezando a moverse en el primer acento y no en el segundo. Por ello, actualmente son muchos los que bailan el Mambo dando tres pasos en los tres primeros tiempos y una pausa en el cuarto tiempo.
Al igual que en los restantes bailes tropicales, se puede bailar con los cuerpos juntos, teniendo también opción a separarlos, casi más característico del Mambo, por su dinámica y por la dificultad de las figuras que no siempre permiten juntar los cuerpos. Suele ser un baile muy vivo y con numerosos giros, pero sin avanzar mucho sobre la pista.
El mambo moderno comienza en 1938, cuando Orestes López escribió un danzón llamado «Mambo». La canción era un danzón, descendiente de los Bailes de Salón europeos como el baile inglés Country, la Contredanse francesa y la Contradanza española, pero usando ritmos que derivan de la música folclórica africana.
La Contradanza había llegado a Cuba en el siglo XVIII, cuando comenzó a conocerse como danza y se hizo muy popular. La llegada de negros haitianos más tarde en ese siglo cambió la cara de la Contradanza, añadiendo una síncopa llamada cinquillo (que también se puede encontrar en otro derivado de la contradanza, el tango argentino).

 

Horacio Fehling


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