Es un género bailable
derivado de la danza criolla. Creado por Miguel Failde y Pérez. El nombre de
este género musical no es más que el aumentativo de danza, aquel baile
colectivo de figuras. En la segunda mitad del siglo XIX el Danzón cubano estaba
muy de moda; se cristaliza entre fines del siglo XIX y principios del XX. Se
representa con mayoría de instrumentos de viento, con piano, flauta, violines y
percusión cubana.
Se derivó como resultado de la
transculturación de la Danza
y Contradanza europea que llegó a fines del siglo XVIII por vía de las cortes
españolas, las migraciones de franceses y de Haití, que incluían negros y
mulatos. Estos bailes de salón recibieron las influencias mestizas del
armonioso y al Son criollo.
Estos bailes se "aplatanaron" en la isla caribeña hasta que se
convirtieron en la Danza
y Contradanza cubanas. Aunque mantenían el influjo afro en su ritmo, ahora
poseían una mayor libertad expresiva que permitía a la pareja enlazarse con más
sensualismo. La Danza
aumentó sus partes formativas y extendió su tiempo bailable, por lo que se le
empezó a llamar Danzón.
Fue escuchado por vez primera el 1 de enero
de 1879 en el Liceo de Matanzas. Lo interpretaba una orquesta típica de viento,
que contaba con cornetín, trombón de pistones, figle, dos clarinetes, dos
violines, contrabajo, timbales y güiro. Dicha orquesta estaba dirigida Miguel
Faílde.
El nuevo ritmo produjo en los bailadores un
sorprendente impacto. Las alturas de
Simpson fue uno de los danzones más escuchados, en las noches se veían
obligados los músicos a repetirla a petición de los danzantes.
La forma del Danzón consta de introducción, parte de clarinete, introducción
repetida, y trío de metales. Este formato corresponde a la orquesta de viento
antes mencionada. Surgieron creadores como Raimundo Valenzuela, Enrique
Guerrero y Félix Cruz, estos músicos modificaron el aspecto interpretativo.
Dieron además como aporte una parte final coreada por la orquesta, en sus
respectivos danzones. Después de esta época de auge, el danzón entró en
decadencia, a pesar del surgimiento del Danzonete y el Cha-cha-chá. En México,
el Danzón, se cultivó y bailó, llegando a ser un elemento activo en la vida
cultural de ese pueblo.
En la primera y segunda década del siglo XX el Danzón comenzó a perfilar su forma
definitiva e incorporar elementos de otros géneros cubanos, principalmente del Son.
El musicólogo Helio Orovio en uno de sus textos nos dice que "En el 1910,
José Urfé, compositor, director y clarinetista, revoluciona el Danzón cubano al
insertar, en su parte final, un montuno de Son al estilo de los figurados de
los treseros orientales."
Horacio Fehling
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