miércoles, 9 de mayo de 2012

Minué


El minueto, también llamado minuet o minué, es una antigua danza tradicional de la música barroca originaria de la región francesa de Poitou, que alcanzó su desarrollo entre 1670 y 1750. Fue introducida en la corte francesa por Jean-Baptiste Lully (1673) que la incluyó en sus óperas y, a partir de ese momento, formó parte de óperas y ballets. Grandes compositores de la música clásica se han servido de ella para sus obras (Don Juan, de Wolfgang Amadeus Mozart) adaptándola como una composición instrumental de ritmo ternario y moderado. Suele tener carácter humorístico y forma parte de sonatas y sinfonías. Fue una de las danzas preferidas de Luis XIV y de su corte.
El minué de compás ternario era, al principio, bastante rápido pero en el transcurso del siglo XVII fue moderando su movimiento. El minué se compone de dos secciones con repetición de cada una de ellas.
El minué había que bailarlo con una rosa roja en la boca y las mujeres tenían que llevar obligatoriamente tacones. La literatura coreográfica contiene muchos escritos relativos a esta danza de sociedad por excelencia, que se convirtió en la reina de las danzas tanto en palacio como en el escenario. La primera vez que se habla del minué data de 1664 fechado por Guillaume Dumanoir en su polémico Tratado contra los maestros de danza de la Academia real de Danza.
El minué hizo su aparición poco tiempo después en las óperas de Lully y su expansión se amplificó rápidamente. Pero hasta 1706 no se tiene la primera descripción precisa de la que da cuenta Raoul-Auger Feuillet en su V Recueil de danses de bal pour l’anne 1707 (V Recopilación de danzas de baile para el año 1707). Durante el siglo XVIII, intentaron, por medio de sus escritos y su enseñanza, conservar su pureza primitiva y preservarlo de las contaminaciones, simplificaciones y popularizaciones excesivas provocadas por la práctica generalizada en los salones. El cometido de estos maestros fue, una vez más, el de enseñar a los alumnos, regulares u ocasionales, las reglas de la danza noble, opuesta a la contradanza.
Entre las obras más significativas del siglo XVIII se encuentra Le Maître à danser de Pierre Rameau (París 1725) que fue, sin duda alguna, la obra mejor y la más completa que se dedicó a esta danza.
La importancia del libro de Rameau no debe llevar a la conclusión de que el minué se presentara bajo una forma única e inalterable. Los profesores de danza de la corte podían (haciendo valer su título) imprimir a la danza un estilo propio y una ejecución más conveniente para esta danza de sociedad. Por otra parte, mientras que en la corte y en la ciudad se las ingeniaban para reglamentar esta danza, en las provincias se daba, a menudo, muestra de un gran ingenio y originalidad. Desde que Rameau escribió que "lo más apropiado que uno puede hacer es lo mejor. Cuando se sabe bailar el minué perfectamente se puede, de vez en cuando, realizar algún cambio", el camino quedó abierto tanto a la concisión como a la improvisación.
Después de un período de relegación, el minué volvió a ponerse de moda en los años 1880. Pese a la aceptación que tuvo entre la sociedad, y la imaginación puesta por los profesores de danza, no sobrevivió más que unos quince años, aunque se practicó hasta la llegada de la Primera Guerra Mundial.



Horacio Fehling


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