A
su impensada epopeya, le siguieron otros músicos y compositores como Alex Tovar
(el autor de “Pachito Eché”, éxito taquillero de las navidades de 1949), el
barranquillero Luis Carlos Meyer (quien llevó el porro a México), Daniel
Lemaitre (el autor de “Sebastian, rómpete el cuero”) y, ante todo, un
desconocido músico cienaguero llamado Guillermo de Jesús Buitrago Enríquez,
quien acabó por popularizar los ritmos costeños en el país.
A
mediados de los años cincuenta, ya la música costeña era asunto conocido y no
despertaba ni las encendidas polémicas morales de una década atrás ni los
consecuentes epítetos de "bárbara" o "decadente".
Estos
años, precisamente, pueden ser considerados, como los de la época de oro de la
música colombiana; por lo menos, en lo que concierne a lo caribe o antillano.
Esta época verá surgir con toda intensidad el merecumbé de Pacho Galán, el
porro al estilo de Pedro Laza y sus pelayeros o la orquesta Sonolux, los porros
de Lucho Bermúdez, las gaitas de Edmundo Arias y, especialmente, el vallenato
en guitarra o acordeón, interpretado por “Los alegres Vallenatos” (“Pomponio”,
“El aguacero”, etc.) y Bovea y sus vallenatos (“La casa en el aire”, “Mi
maye”).
A
fines de los años cincuenta y comienzos de los sesenta, la música tropical
colombiana se había extendido a todo el mundo.
En
los años sesenta, aparecerán conjuntos como “Los Corraleros de Majagual”, “Los
Teen Agers”, “Los bobby Soxers”, “Los golden boys”, “Los graduados”, “Los Black
Star” y “Los hispanos”, que marcaron una etapa de transición hacia una música
quizás algo decadente. Es lo que Andrés Caycedo denominó “el chucu chucu”.
Cincuenta
años después, muchos críticos consideran que la música colombiana se ha
estancado; que ha acudido a fórmulas comerciales y que su valor folclórico y
raizal han desaparecido frente a la penetración de ritmos como el Merengue
dominicano, el Rap y la Salsa
neoyorquina. Ello puede ser cierto. Pero no hay duda de que muchos orquestas
intentan rescatar ese vieja época de oro: ya sea en fusión o en versiones
adaptadas, intérpretes como Carlos Vives, Moisés Angulo, Los Tupamaros, Los 8
de Colombia y Perla Colombiana este último grupo de México están en esa labor.
La
Cumbia
ha sido a través del tiempo, el baile y danza característica de Colombia, por
lo cual gran cantidad de personas han dedicado hasta su vida entera para
mejorar y preservar esta bella danza. En Colombia es variada la gama de
ejecutantes que hoy en día se inclinaron por seguir cuidando y protegiendo este
fabuloso ritmo. Los verdaderos intérpretes de la cumbia son los grupos que
reúnen las condiciones básicas y auténticas para la ejecución de este ritmo.
Estos grupos datan de principios de siglo y se difundieron por toda la sub-zona
magdalenense con el pasar del tiempo. Algunos grandes grupos de cumbia son La Sonora Dinamita, La Sonora de Margarita, la Sonora Skandalo y
recientemente la
Sonora Klandstina.
Quizás
la primera cumbia grabada fuera de Colombia, en México, en 1950, fue la cumbia
cienaguera, en la voz del cantante Luis Carlos Meyer Castandet, fallecido en
1997 y nacido en Barranquilla, Colombia. Meyer había emigrado a México a
comienzos de los años cuarenta, después de haber grabado en Bogotá con varias
agrupaciones locales. En ciudad de México hace contacto con uno de los más
importantes directores de orquesta de allí, Rafael de Paz (fallecido en 1995).
Con él graba en 1944 la famosísima "Micaela", y luego otros sucesos,
tales como "Mi gallo tuerto", "Caprichito",
"Nochebuena", etc. Gracias a su éxito, la Cumbia y el porro
colombianos comienzan a popularizarse en México; en el sur del continente
(Argentina, Chile, Perú, etc) la cumbia y el porro fueron ritmos introducidos
por Lucho Bermúdez, quien en 1946 graba para la RCA Víctor argentina 60
composiciones suyas con músicos prestados por Eduardo Armani y Eugenio Nobile.
A comienzos de los años sesenta, la agrupación de Bovea y sus vallenatos, que
emigró de Colombia, termina de popularizar la Cumbia en Argentina.
El
conjunto Los Wawancó, formado en 1955 por jóvenes universitarios de distintos
países de América, entre ellos su líder Mario Castellón, de Costa Rica,
continúa activo en Argentina, habiendo grabado 87 discos con composiciones de
gran popularidad como "La Burrita", "Santa Marta", "La
cosecha de mujeres", "Se va el caimán", etc.
Horacio Fehling
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