A partir de
1920 el Bolero tradicional va fusionándose con otros géneros caribeños como el Son,
el Danzón, la Guaracha,
el Mambo y el Cha-Cha-Cha dando lugar a múltiples variedades como el Bolero Rítmico,
el Bolero Cha-Cha-Cha, el Bolero Mambo, la Bachata, el Bolero Ranchero y el Moruno hasta el
actual, lo que provocó su enorme éxito en todo el mundo.
El llamado Bolero Rítmico latinoamericano de los años 30 al
50, penetró en el gusto popular de los dominicanos. Estos boleros se mezclaron
con otras expresiones latinoamericanas que fueron muy populares en los años 50
en Dominicana (el corrido mejicano, el Hupango, el Bolero Cubano, el Pasillo,
el Vals Peruano, entre otros), y fue el cante de autores y cantantes como Julio
Jaramillo y Olimpo Cárdenas (de Ecuador); Paquitín Soto, Odilio González (El
Jibarito de Lares), el Gallito de Manatí, José Antonio Salamán, Felipe
Rodríguez y Daniel Santos (de Puerto Rico); Rolando Laserie, Bienvenido Granda,
Orlando Contreras, Celio González, Orlando Vallejo y Antonio Machín (de Cuba);
Guty Cárdenas, Luís y Tony Aguilar, y Cuco Sánchez (de México); y Felipe Pirela
(de Venezuela) quienes inspiraron a músicos populares como José Manuel
Calderón, Tomy Figueroa, Inocencio Cruz, y Rafael Encarnación, para articular
una expresión propia de la República Dominicana de los años 1960.
La música de José Manuel Calderón fue popular, no sólo por
sus hermosas letras, sino también por su gran fuerza interpretativa y por el
sentimiento que transmitía en sus canciones. Calderón acumuló muchos éxitos en
su carrera tales como "Serpiente Humana", "Luna",
"Sálvame" (una recreación de una canción mexicana), y otros más. En
esta época, Rafael Encarnación cautivó a los amantes de este ritmo, pero su
carrera fue acortada por su fallecimiento en un accidente de tránsito, que tan
sólo duró menos dos años en el medio artístico.
En 1950 el Bolero
experimentaba su máximo esplendor de mano de compositores como Agustín Lara. El
aislamiento cultural de América Latina en los años cercanos y posteriores a la Primera Guerra
Mundial contribuyó a mantener en auge el Bolero, que fue desarrollándose. Pero
a partir de la Segunda
Guerra Mundial, Latinoamérica deja de estar aislada
culturalmente y comienza a integrarse y a recibir influencias del resto del
mundo, provocando la decadencia del Bolero y la pérdida de interés comercial
hacia éste. Más tarde, muchos intentaron volver a popularizarlo como Danny
Rivera hacia 1970, o Luis Miguel, más recientemente, que ha conseguido
adaptarlo a los nuevos tiempos.
Horacio Fehling
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