jueves, 4 de agosto de 2011

El placer de Bailar – 2da parte


Todo esto sucede porque ellos mismos se consideran o creen que son “pataduras”, que les falta oído musical, que no tienen ritmo. Cada uno de estos pensamientos negativos sobre su propia persona dan como resultado que en cualquier club, disco o confitería bailable se vea que la mayoría tienen poca o ninguna coordinación de sus extremidades tanto superiores como inferiores, les falta sentido del ritmo, y mucho menos se enganchan con el lado emocional del baile.
Lo cierto es que no en todos los bailes los hombres tienen que mover las caderas. Esto generalmente sucede únicamente en los bailes de origen tropical (Salsa, Merengue, Cha-Cha-Chá, Samba para nombrar algunos). E incluso en estos bailes hay hombres que se lucen bailando con su ocasional o permanente pareja sin menearse en absoluto.
Para colmo de males tarde o temprano no tienen otra alternativa que exponerse, ya sea en las fiestas de 15, casamientos, boliches, pubs, cruceros, cenas empresarias, de fin de año, o acompañando a su pareja a restaurantes donde después de cierta hora comienza la música bailable. Si a esto le agregamos que en todos estos lugares siempre hay algún bailarín; peor aún si es un amigo, compañero de oficina, facultad o colegio, el primo, ó el cuñado; que baila diferentes ritmos y logra que todas las mujeres quieran bailar con el, entonces estos hombres se quedan como estaqueados en la silla observando como sus parejas son abrazadas, giradas, sacudidas, se ríen, se divierten, gozan, etc., etc.
Esto es así porque a las mujeres, generalmente, les encanta bailar, y lo hacen solas, en pareja, en grupo, como fuere, son mas desinhibidas, tienen menos vergüenza y les importa muy poco hacer el ridículo. Es mas, muchas de ellas se entusiasman a tal punto que prácticamente se olvidan del entorno y cada tanto vuelven a la mesa a tomar un trago para refrescarse, ponen cara de circunstancia diciendo “no te estas divirtiendo mucho, verdad? Pasa que me encanta y hace tanto que no bailaba. Bailo un poquito mas y ya nos vamos, Si?
A estas alturas los pensamientos del hombre varían entre pegarle a los de la orquesta, destruir el equipo del DJ, hacerle una zancadilla al experto bailarín que baila con su pareja o resignarse con cara larga esperando que termine ese martirio sentado en la mesa viendo como los otros bailan y disfrutan sin parar.


Horacio Fehling


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Notas relacionadas:

El Baile se Organiza – 1era. parte
El Baile se Organiza – 2da. parte
El Baile se Organiza – última parte


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